Hey Stars! 🌟
En plenas fechas navideñas 🎄, nuestros adolescentes están en un proceso de compartir tiempo con sus familias 👨👩👧👦, pero también de empezar a vivir las fiestas con los amigos 🎉 en locales, discotecas o domicilios particulares en donde ya disfrutan de otra manera. Incluso, priorizan este tipo de eventos más que los tradicionales y es habitual verles pasar los días festivos en terrazas tomando algo con sus compañeros y conocidos.
Muchos padres, madres y educadores se encuentran ante la disyuntiva de qué hacer en este asunto ya que muchos de ellos atesoran sobrada responsabilidad para que podamos confiar en ellos y aprovechan estos eventos para bailar, disfrutar, conocer gente y experimentar. Y no es poco importante porque este proceso de experimentación es algo fundamental a dichas edades ya que necesitan probar y comprobar por sí mismos lo que son las vivencias y lo que pueden sentir no porque se lo cuenten. Todo quiere ser vivido en primera persona.
En este contexto en donde su cerebro 🧠 está en pleno proceso de desarrollo, el lóbulo frontal ocupa un rol fundamental para el desarrollo y la poda neuronal de los adolescentes, pero esto lo desarrollaremos pronto en nuestra sección de Neurociencia. En este momento, necesitamos entender que los chavales quieren vivir emociones fuertes 💥 y, aunque tienen mucha información de todas las posibles consecuencias que pueden llegar a tener sus actos, incluso de las generaciones con más datos de la historia, a la hora de la verdad se dejan llevar por varias razones:
- Búsqueda de gratificación inmediata
Para estas estrellas tan especiales que se encuentran entre la niñez y la maduración, esta experimentación tiene que ser con dopamina por todas partes. Ya hemos explicado cómo la hormona del placer está en todas partes en su vida diaria: en las pantallas de sus teléfonos móviles, en la música que consumen 🎶, en sus videojuegos… Por eso, los adolescentes no buscan recompensas a posteriori y el deseo de emociones les lleva incluso a tomar decisiones en situaciones de riesgo. ⚠️
- Menor capacidad de controlar los impulsos
Con la edad, se adquiere mayor tranquilidad y con la experiencia, tenemos un banco de conocimientos que nos permite averiguar qué queremos hacer, cómo, cuándo y qué consecuencias acarrearán nuestros actos. Sin embargo, el cerebro adolescente, por su formación, muestran un deseo mayor de experimentar y esas emociones irracionales son a veces mucho más poderosas y determinantes que la propia lógica. 🤯
- Una curiosidad aumentada
Si el ser humano es curioso por naturaleza y está bien que así sea para protegerse y adelantarse a posibles peligros, en los adolescentes, esa capacidad es mucho mayor. Necesitan entender cómo funciona el mundo 🌎 que les rodea explorando límites y buscando nuevas sensaciones.
- Influencias sociales y culturales
Los adolescentes buscan parecerse a sus modelos sociales, pero también ser aceptados por su tribu. Es así como en este tipo de fiestas, buscan imitar aquello que ven por redes sociales y terminan imitando ejemplos de comportamiento que suelen llevar a cabo sus ídolos que se convierten en modelos a seguir. Muchos adultos se preguntan por qué hacen ese tipo de retos virales o beben ciertas bebidas. Y es que, a pesar de toda la colección infinita de datos que tienen ante sí, estamos en la era de las fake news 📰 y la desinformación juega un papel fundamental.
- Carpe Diem
Si hay algo que define a los adolescentes es el paradigma de vivir el momento. Dentro de un contexto de riesgo y emoción que roza el peligro controlado, los adolescentes aman la velocidad 🏎️, las situaciones que demuestren su valía delante de los demás y lo diferente que pueden llegar a ser.
En este contexto, no podemos olvidarnos que las estrellas de esta generación carecen, especialmente después de la pandemia, de mecanismos que les permitan gestionar el estrés. La falta de comunicación interpersonal física y la conexión sin límites impiden que puedan manejar el estrés, la ansiedad 😟 y las inseguridades. Por eso, este tipo de fiestas navideñas se convierten en vías de escape emocional incluso, desafortunadamente, incluyendo sustancias no demasiado recomendables en algunos casos. Dentro de las emociones, no tenemos que olvidar que por mucho que podamos confiar en nuestros hijos, se encuentran en un momento de inmadurez emocional con serias dificultades para manejar las situaciones difíciles y esto acarrea un desajuste, de nuevo, con la falta de previsión de las consecuencias de sus actos. ❗
“¿Por qué se toma esas cosas mi hijo?”
Es la pregunta del millón. 💡 Dentro de casa, vuestro hijo es responsable, agradable, serio y maduro. De repente un día descubres que en un botellón con sus amigos, ha llegado a casa en un estado bastante discutible. En ese momento, los padres se plantean si tienen que castigar, prohibir y qué han hecho mal. Algunos le dan naturalidad, otros son dictatoriales. ¿Cuál es la mejor solución?
Pues bien, considerando todos los factores que hemos dicho anteriormente, los adultos tienen que utilizar una herramienta fundamental en las relaciones humanas: el diálogo. 🗣️ Escuchemos 👂, expliquemos 🗒️ y limitemos.🚦 Si vemos que no se están respetando los acuerdos, entonces tomemos decisiones en equipo como figura de responsabilidad individual o conjunta, pero nunca dudemos. Es en ese momento cuando tenemos que ser consecuentes y fijar muy claramente las reglas del juego porque así y solo así, podremos conseguir el punto de equilibrio entre las decisiones que tomamos, la confianza en nuestro menor y una buena relación de convivencia.
Es clave lograr que estos niveles estén bien porque si no, nuestra Navidad no será agradable y viviremos en una constante de lucha de conflictos familiares ⚡ que no van a compensar a nadie.
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