En nuestro compromiso con la actualidad, no perdemos de vista en El Viaje de las Estrellas todo lo que ocurre a nuestro alrededor y existe una gran conmoción por la muerte de un joven de 14 años en la localidad madrileña de Getafe tras haber ingerido una bebida energética que contenía unos dos gramos de cocaína rosa o “tusi” (noticia completa). A los pocos minutos de tomarla, 😢 cayó desplomado de manera mortal.
Ahora las autoridades policiales están investigando si se trata de un homicidio por la publicación de un vídeo subido a las redes sociales en donde otros adolescentes se mofan de su hazaña, un documento que ya ha sido borrado. 🕵️ La otra hipótesis que no se descarta es cómo ha podido acceder este joven a esa droga si no se la han introducido en la bebida como así defiende su familia que se encuentra totalmente consternada.
Lo que nos ocupa hoy son varias reflexiones después de esta tragedia. En otras ocasiones hemos reflexionado y seguiremos haciéndolo sobre las redes sociales y su uso positivo y negativo en todas las franjas de edad. Sin embargo, hay un tema también a tener en cuenta: el consumo habitual entre la población adolescente de este tipo de bebidas energéticas. De hecho en 2023, según el informe del Plan Nacional sobre Drogas, el consumo ha sido el mayor desde que se tienen registros.
¿Qué son estas bebidas energéticas?
La poderosa industria publicitaria se ha empeñado en vender las bondades de estas bebidas con definiciones como «refrescantes creadas para incrementar la resistencia física, proporcionar sensación de bienestar y estimular el metabolismo», en palabras del OEDA. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de una mezcla explosiva de altísimos niveles de cafeína ☕, estimulantes, vitaminas y extractos de hierbas como ginseng o guaraná, y en algunos casos se agregan minerales, inositol y carnitina. Si además las mezclamos con alcohol como desgraciadamente es habitual entre algunos adolescentes según el propio estudio del Ministerio de Sanidad anteriormente mencionado, sus consecuencias pueden ser peligrosísimas para la salud.
De hecho, su consumo regular tiene consecuencias para el cerebro y el metabolismo relacionándolo con la sobreestimulación del sistema nervioso central, la obesidad y daños cardiovasculares. Por si fuera poco, su ingesta regular se ha asociado además a la hipertensión, palpitaciones, insomnio, náuseas e incluso vómitos. 🤢
¿Qué efectos tienen las bebidas energéticas en el estudio?
📚 A pesar de que los mensajes habituales en redes sociales ayudan a resistir una noche en vela para darse un atracón de estudio para un examen, según el propio estudio del Ministerio de Sanidad anteriormente citado, está completamente demostrado que los consumidores habituales de estas bebidas sacan peores notas de media, repiten más cursos y faltan más a clase que el resto.
😓 Fuera de toda duda queda que presentan muchas más dificultades para concentrarse y para hacer una gestión emocional inteligente, efectiva y no dolorosa.
😟 La ansiedad y el estrés son mucho más frecuentes y presentan más inestabilidad en su gestión del estudio.
En nuestro Cosmos estamos pendientes de explicar a nuestras estrellas los peligros de consumir este tipo de bebidas cuando los vemos en nuestras aulas, haciéndoles entender que hay otras opciones.
Esa función didáctica es vital para que entiendan que no les imponemos ni prohibimos como adultos que somos algo sin razón, sino que hay justificaciones científicas que alertan de los riesgos. Trabajemos en equipo para saber lo que consumen nuestros adolescentes y enseñémosles a elegir qué es y qué no es lo correcto. 🤝
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