Dentro de nuestra semana de Halloween, en El viaje de las Estrellas, hemos querido reflexionar sobre la importancia de las pesadillas por muy molestas que puedan ser y todo el sufrimiento que puedan ocasionarnos ya sea siendo adultos, adolescentes o niños.
¿Quién no ha experimentado una sensación aterradora que nos despierta en mitad de la noche y nos impide descansar? ¿Quién no ha pegado ojo después de ver una película de terror?
En el caso de los más pequeños, podemos hablar de terrores nocturnos cuando ocurre especialmente en niños menores de 12 años que, a las dos o tres horas de dormir, llegan a despertarse parcialmente con la sensación de alarma excesiva y sobreestimulación que los lleva al pánico. Los padres ven el sufrimiento de sus hijos y no saben cómo calmarles, pero lo cierto es que no es recomendable despertarles, y sí, cuando están despiertos ayudarles a gestionar las frustraciones, el estrés y mantener las rutinas. Lo más habitual es que los niños tiendan a calmarse a los pocos minutos y al día siguiente no recuerden absolutamente nada.
💡 ¿Por qué puede ser beneficioso tener una pesadilla?
Esos sueños terroríficos, que atormentan a adolescentes y a adultos, pueden suponer, sin duda, un foco de ansiedad y estrés que puede influir de manera muy negativa en nuestro descanso diario. Si se da el caso que aparecen, tenemos que ser conscientes que son nuestros miedos, más o menos profundos, los que se están manifestando.
Es indudable que, al día siguiente, es más probable que recordemos esa pesadilla que los sueños más placenteros, pero la función que cumple esa mala experiencia es preparar a nuestra mente para el afrontamiento. Cada uno tenemos nuestras obsesiones y temores en la vida, por eso, esa especie de ensayo que nuestro cerebro hace cuando dormimos puede ayudarnos a estar más preparados inconscientemente para luchar ante situaciones. Además, puede ser una consecuencia del estrés que vivimos durante el día que se manifiesta de esa manera por la noche. Por eso, cuando nos despertemos tenemos que intentar ser conscientes de que nuestro cerebro es sabio y nos está ayudando a ser más fuertes emocionalmente, respirar profundamente y no perder la perspectiva de que no es algo real en ese instante.
🧠 Lo que no podemos obviar es que, si las pesadillas son excesivamente recurrentes y dificultan nuestra vida diaria y nuestro bienestar emocional, entonces tendremos que buscar ayuda profesional psicológica para encarar ese miedo y aprender a gestionarlo.